jueves, 3 de mayo de 2018

GANADORES CUENTOS DE LA ABUELA PEPA: 4º Hugo Alburquerque Sánchez

  LA PIEZA CAUSANTE
                                  

Érase una vez un padre que le regaló a su hijo un tablero de ajedrez muy antiguo. Este tablero llevaba una escritura misteriosa, en ella ponía: ´´ Si algún día un ser es capaz de llegar al límite de los lados blancos, conocerá algo increible.´´ Al niño le gustaba jugar todas las tardes al ajedrez y todas las tardes le pasaba algo raro, le faltaban piezas del juego, cuando allí nada más jugaba él . Seguía jugando todas las tardes, cuando una de ellas, se dio cuenta que le faltaban muchas piezas y eran blancas. Se asustó, algo misterioso estaba pasando y en esos momentos la única  pieza blanca que quedaba saltó del tablero y salió de la habitación. Quedó paralizado, pero la siguió hasta llegar a un viejo cobertizo. Entró y encontró una vieja mesa y encima un viejo trablero de ajedrez como el suyo. Allí estaban sus piezas desaparecidas, se asustó y salió corriendo. Su abuelo lo paró y el niño le contó todo. El abuelo lo sentó y le contó una historia. Era la historia de un niño campeón de ajedrez, tenía su misma edad y había muerto en esa misma casa. El niño lo entendió todo, su fantasma lo llevó allí para que jugara con èl y así lo hizo. Cada tarde jugó con el fantasma de la pieza blanca. FIN
                                                                  Hugo Alburquerque Sánchez 4º E.P.

GANADORES CUENTOS DE LA ABUELA PEPA 3º: Lucía Muñoz Encinas

Un Viaje Inolvidable


Era una tarde de otoño muy lluviosa en la que Carlos y Martina habían quedado para jugar. Como el día estaba  muy malo decidieron jugar en casa de Carlos a hacer puzzles. Carlos sacó uno de un paisaje natural muy bonito. Empezaron a hacer el puzzle , era muy grande y estaba quedando muy bien. Cuando solo quedaba una pieza para acabarlo, Carlos intentó colocarla pero la pieza no encajaba. Martina insistió en que le dejara probar a ella y así lo hizo, pero nada, la pieza no encajaba. Carlos probó de nuevo y el puzzle se iluminó y de pronto fue transportado a través de éste a aquel paisaje que había en él. Martina asombrada y a la vez asustada llamó a Carlos por todas partes. Pero de pronto la mano de Carlos salió del puzzle y cogió la de Martina ayudándola así a trasladarse con él. Los dos estaban asombrados porque se encontraban dentro de aquel paisaje tan bonito. Los dos se preguntaron por qué había pasado esto. Empezaron a caminar por el paisaje y encontraron un árbol en el que había un cartel que ponía:
-Habéis sido enviados a este lugar, con el fin de encontrar esa pieza que falta para acabar el puzzle. Para encontrarla tendréis que seguir las distintas pistas. Una vez que encontréis la pieza, ella misma será la que os hará volver a casa. Carlos y Martina no tenían otra opción, aunque aquel lugar era muy bonito querían volver a casa. En aquel mismo lugar encontraron la primera pista que decía: 

- Algo rugoso y duro estoy y la casa de las babosas soy.

Carlos y Martina buscaron por el bosque, miraron por el suelo y decidieron buscar bajo algunas rocas que había en aquel lugar, y así fue, en una de ellas encontraron la siguiente pista que les guiaría para encontrar la pieza causante de todo esto. En esta segunda pista ponía:

- Alto y con ramas verdes, por donde los monos cuelguen.

Carlos y Martina empezaron a pensar: Alto y con ramas verdes ¡un árbol! dijo Martina.

Carlos trepó hacia el árbol más grande que había y en una de sus ramas encontró la tercera pista que decía:

- Largo como un camino, con mucha agua, y pececitos.

Martina dijo: ¡Ya sé lo que es! mientras que Carlos bajaba del árbol, se dirigió al río que había en aquel lugar. En el había muchos peces de colores y una botella con un papel en su interior. Cuando la abrió Martina empezó a leer: 

- Habéis conseguido encontrar todas las pistas hasta ahora y aquí se encuentra la última pista que os hará encontrar esa pieza tan importante. Carlos empezó a leer la pista:

- Por encima de él debéis pasar, para cruzar el río que acabáis de visitar.

Carlos dijo enseguida: ¡Eso es el puente! acabamos de estar en el río y la única opción de atravesarlo es cruzar el puente. Los dos empezaron a cruzar el puente y ahí, en la barandilla de este puente estaba la pieza. Martina y Carlos cogieron la pieza, se abrazaron y dando saltos de alegría fueron transportados a la casa de Carlos y pudieron terminar aquel puzzle que empezó como un juego y acabó siendo una aventura.



Fin